Al igual que ocurre en la adolescencia, la menopausia es un proceso de transformación del cuerpo de la mujer protagonizado por las hormonas que se encargan de realizar los cambios necesarios para que nuestro cuerpo se adapte a la nueva realidad.
En consecuencia, muchos de los cambios físicos y emocionales que se producen en ambas etapas, adolescencia y menopausia, mantienen claros paralelismos.
Ser consciente de este paralelismo puede ayudarnos a comprender mejor lo que nos está pasando internamente y así dejar de vivirlo con angustia.
Además, nos ofrece una oportunidad para cambiar nuestra mirada sobre la adolescencia, acercarnos a nuestras personas adolescentes desde otro lugar y mejorar la convivencia y comunicación con ellas.
¿Quieres saber cómo?
Te invito a seguir leyendo este artículo y descubrirás cómo transformar la relación con tus adolescentes en una oportunidad para vivir tu menopausia sin complejos.
A ver si te suena…
👉 Tu cuerpo ha empezado a cambiar y parece que va a su aire…los cambios físicos son cada vez más evidentes y te hacen sentir insegura.
👉 Son cambios físicos que, a pesar de tus esfuerzos por controlarlos, siguen su progreso independientemente de tu voluntad.
👉 No solo eso, a menudo te sientes inestable emocionalmente. Aunque lo intentes, hay momentos en que te parece imposible controlar tus emociones y el enfado, la tristeza o incluso la euforia son imposibles de gestionar.
👉 Has comenzado a sentir una necesidad casi irrefrenable por recuperar, cambiar o reconstruir tu propia identidad como persona separada de tu entorno familiar. Necesitas salir del claustro familiar y abrirte al mundo, tener vida social.
👉 Tener tus momentos para disfrutar con las amigas empieza a ser algo prioritario.
👉 Te sorprendes a ti misma haciendo “locuras” más propias de la adolescencia que de tu edad. Sin embargo, hay algo irracional dentro de ti que te lleva a explorar terrenos que habían quedado pendientes.
👉 La sensación de tener que estar siempre pendiente de las necesidades de los demás por encima de las tuyas te irrita y te desespera. Parece que la necesidad de convertirte en la protagonista de tu vida se impone cada vez más.
👉 A pesar de que ya no descansas como antes, la necesidad de parar, no hacer nada y descansar es mayor que antes.
👉 Cada vez valoras más tener tu propio espacio y momentos de soledad para sumergirte en “tus cosas”. Un lugar en la casa que no sea compartido, solo para ti.
👉 Hay días que concentrarse resulta ardua tarea…¡La dispersión mental parece haberse instalado en tu mente!
👉 Arreglarte con cualquier cosa ya no vale…los cambios físicos que estás experimentando te llevan a cuidar más que nunca tu apariencia. Te arreglas más, te maquillas más, te cuidas más.
¿Sabías que las personas adolescentes experimentan todo esto casi de la misma manera que tú?
Mismo proceso, direcciones opuestas
Aunque pueda sorprender, hay un claro paralelismo entre la adolescencia y la menopausia ya que en ambas etapas el cuerpo realiza un proceso para adaptarse a una nueva realidad: en la adolescencia el inicio de la etapa reproductora y en la menopausia el fin de esta etapa.
En ambos procesos son las hormonas las encargadas de dirigir y ejecutar este cambio y comporta una transformación tanto corporal como emocional.
Podríamos decir que adolescencia y menopausia son el mismo proceso a la inversa en el cual el cuerpo debe realizar un enorme esfuerzo para adaptarse a una nueva realidad.
Para lo cual el cuerpo necesitará emplear una gran cantidad de energía.
La diferencia está que la energía disponible a los 13-15 años es muuuuucho mayor que a los 50 y por esta razón la menopausia suele durar mucho más tiempo que la adolescencia.
Así que no es extraño que en ocasiones nos oigamos decir que nos sentimos como adolescentes…
¿Te ha pasado alguna vez?
¿Una combinación peligrosa?
Pero la coincidencia con la adolescencia no termina aquí.
En el mundo occidental, debido al retraso en la llegada de la maternidad, es muy habitual que la llegada de nuestra menopausia y la llegada de la adolescencia de nuestras/os hijas/os se produzca casi al mismo tiempo.
Si ya de por sí, la adolescencia puede resultar difícil de manejar, imagínate si además coincide con tu menopausia.
Ahora, más que nunca, nuestros adolescentes nos van a hacer de espejo y si no somos conscientes de ello, puede desgastarnos y generar mucha inseguridad en nosotras mismas.
Que no cunda el pánico
Sin embargo, yo soy de la opinión que esta circunstancia más que un inconveniente puede ser una ventaja que puedes usar a tu favor si estás dispuesta a vivir tu proceso y el de tus adolescentes con conciencia y eres capaz de abrir la mente, usar el sentido común y, sobre todo, usar el sentido del humor…
Quizás estarás pensando que esto no es posible.
Yo estoy en esta situación. Estoy en plena menopausia y tengo dos hijas de 15 y 17 años.
Así que sé de qué hablo, porque lo estoy experimentando y por eso te quiero contar mi experiencia.
Cierto, mis hijas ahora más que nunca son mi espejo (¿Acaso no lo han sido siempre?) pero, precisamente por eso, ellas me están dando la oportunidad de aprender mucho sobre mi.
Aunque pueda sorprender, el momento vital que estoy viviendo hace que me sienta más cerca de ellas que nunca.
Eso no quita que no haya momentos de discusión, de perder la paciencia, de poner límites, de situaciones inesperadas (“¿Seguro que hablas de mi hija?”), de cansancio,… Claro que sí.
Pero hay muchos más de:
✅ Conocer a la última “influencer” y saber qué tiene que les gusta tanto.
✅ Clases particulares de cómo colgar un “story” en Instagram.
✅ Echar una mano para preparar el examen de mañana.
✅ Disfrutar viéndola ganar el partido con su equipo de volei.
✅ Contrastar ideas sobre cómo salvar el planeta, la situación política o las ventajas y los inconvenientes de hacerse vegano.
✅ Descubrir la música que le gusta y ampliar mi lista de Spotify.
Aprende de tus adolescentes
No digo que la relación con mis hijas adolescentes sea perfecta, claro que no.
Pero sí es cierto que ahora me resulta más fácil ponerme en su lugar y comprender lo que les pasa porque, salvando las distancias, son situaciones que también yo estoy experimentando.
No sólo porque, como ya he dicho, menopausia y adolescencia son procesos con grandes paralelismos…sino también porque de vez en cuando me acuerdo de que yo también tuve 15 y 17 años… yo también he sido una adolescente.
Recordar mi etapa de adolescente me hace más fácil ponerme en su lugar y me ayuda a vivirlo como una oportunidad y no como una condena.
Ser consciente de que existe este paralelismo entre la menopausia y la adolescencia te puede ayudar a:
👉 Quitarte presión de encima sobre la manera cómo te relacionas con las personas adolescentes.
👍 Entender mejor el momento que estás viviendo y el momento que están viviendo las/los adolescentes que te rodean.
💪 Tener la oportunidad de cambiar nuestra mirada sobre las personas adolescentes con las que nos relacionamos.
🙋🏻 Aprender de ellas/os: yo también puedo reivindicar mi espacio propio, yo también puedo recuperar mi vida social, yo también puedo ser lo más importante para mí…
Practicar algo de todo esto, puede ser muy liberador si te das permiso.
Vale, pero yo no soy tú y mis adolescentes no son tus adolescentes…
Seguro que estarás pensando algo así…¿Verdad?
Pues es cierto. Pero esto no significa que tú no puedas encontrar la manera de mejorar y/o cambiar la manera de relacionarte con tus adolescentes.
Y si no sabes por dónde empezar, voy a darte algunos consejos que te pueden ayudar.
¿Cómo lo puedo hacer?
Lo más importante ya lo has hecho, y es haber leído hasta aquí.
Porque esto significa que, de alguna manera, ya estás tomando conciencia de que tu momento vital (si es que estás atravesando la menopausia) tiene mucho que ver con tus adolescentes.
Y además quiere decir también que hay en ti una voluntad por buscar la manera de mejorar tu relación con la adolescencia de tus hijos/as.
¿Y qué más?
Entender la adolescencia
Tener curiosidad por entender su mundo. Estar abierta a conocer su manera de pensar, de comportarse y de saber cuáles son sus necesidades.
Informarte, leer, seguir a expertas sobre la adolescencia.
Cuánto mejor conozcas su mundo, más fácil te resultará ponerte en su piel, empatizar con tus adolescentes y acompañarlos adecuadamente.
Sentirte bien contigo misma es la clave
Para tener una buena relación con tus adolescentes es fundamental que te sientas lo mejor posible tanto física como emocionalmente.
Sentirte bien contigo misma, tener conciencia de cómo estás, qué es lo que necesitas para sentirte bien.
Y esto implica dar prioridad a tu bienestar y al autoconocimiento.
Por mi experiencia profesional sé que a las mujeres de nuestra edad esto no resulta fácil ya que la mayoría llevamos media vida, más pendientes de las necesidades de los demás que de las nuestras. Y en cierto modo ya no nos acordamos de cómo se hace.
En la adolescencia eras una experta en ello y puedes volver a hacerlo. Sólo es cuestión de entrenamiento.
Si no sabes por dónde empezar, busca ayuda profesional.
Es normal que no sepas por dónde empezar y te sientas desorientada. Te falta «entreno».
La manera de empezar es haciendo una revisión honesta (sin hacer trampas al solitario) de todas las áreas de tu vida tanto a nivel físico como emocional ya que el BIENESTAR (en mayúsculas) se construye a partir de la respuesta a preguntas como estas:
🤔
¿Cómo va tu salud física y tu alimentación?
¿Cómo están tus emociones?
¿Qué ocurre en tus relaciones personales y en tu trabajo o profesión?
¿Cómo es mi relación de pareja? ¿Es esta la relación de pareja que quiero para mi?
¿Hay momentos de placer y disfrute en tu vida diaria o te pones en último lugar?
¿Cómo andas de autoestima y confianza?
Estar bien depende de una misma. Decidir «que quieres sentirte bien» y que vas a hacer todo lo que está en tu mano para conseguir sentirte bien o, lo que es lo mismo, hacerte responsable de tu propio bienestar.
Y si no sabes cómo hacerlo, déjate ayudar por un/a profesional en el área que consideres prioritaria.
Esta es mi especialidad: acompañar a mujeres como tú para que se sientan bien consigo mismas y descubran lo que realmente necesitan para sentirse bien.
A través de técnicas de expresión corporal, movimiento y relajación, te ayudo a sentir tu cuerpo sano, flexible y resistente lo que te permitirá ganar en seguridad y confianza en ti misma.
«Entrenarte» en el arte de dar prioridad a lo que tú necesitas: esta es la clave para que la relación con tus adolescentes se transforme en una oportunidad para vivir tu menopausia sin complejos.
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