Si algo he tenido claro desde que empezó el confinamiento, es que la clave para llevarlo lo mejor posible es conseguir calmar mi mente.
Los primeros días fueron bastante caóticos: avalancha de información, mensajes, vídeos, propuestas, consejos, especulaciones…
Mi mente se saturó y durante la primera semana era incapaz de concentrarme en nada.
Hasta que conseguí aterrizar y afrontar la nueva realidad.
¿Quieres saber cómo?
Te invito a seguir leyendo este artículo y te contaré cuáles son las claves para mantener tu mente en calma y los recursos que puedes utilizar para estar centrada en ti.
Una situación extraordinaria pide medidas extraordinarias.
Hoy es 6 de Abril de 2020, llevo más de 3 semanas en casa.
Estoy confinada por voluntad propia o, mejor dicho, por voluntad impuesta por Covid-19: el enemigo invisible más terrorífico que he conocido en toda mi vida.
Tal y como iba el mundo podía esperarme una invasión extraterrestre, un tsunami, un desastre nuclear, la 3ª Guerra Mundial o incluso la caída de un meteorito.
Pero no, el Covid-19 supera con creces cualquiera de los peores desastres que podría haber imaginado.
A pesar de ello, me he dado cuenta de que para aguantar este confinamiento en condiciones y no perder mi centro, es necesario repensar y reinventar tanto mi manera de funcionar como mi manera de trabajar.
Y que la clave para no dejarme llevar por la incertidumbre y el miedo es esforzarme por mantener mi mente en calma.
Primer paso: ¿Qué me está pasando?
Lo primero que me ayudó a “aterrizar” fue tener que organizar y adaptar la logística familiar a la nueva realidad.
Me di cuenta de que lo primero que necesitaba hacer era observar qué estaba haciendo, cómo estaba en realidad, cómo me estaba sintiendo.
Tomar conciencia de cómo estoy y qué me está pasando es el primer paso imprescindible para poder adaptarme a la nueva realidad.
¿Cómo nos adaptamos a los cambios?
Adaptarse a un cambio comporta una serie de fases que merece la pena conocer ya que saber en qué fase nos encontramos, nos permite comprender mejor qué nos está pasando.
1º.- SHOCK: La primera reacción ante un cambio brusco es el estado de SHOCK. Nos cuesta asimilar lo que está pasando, ser consciente de que algo ha cambiado y que ya nada volverá a ser igual.
2º.- EVITACIÓN: Después entras en la fase de la EVITACIÓN, negamos la realidad: “Esto no está pasando, no hay para tanto, serán sólo unos días, yo sigo con mi vida, esto no va conmigo.”
3º CONFRONTACIÓN: En la tercera fase empieza la CONFRONTACIÓN: Te revelas, te enfadas, te ofuscas. “¡Maldito virus! Todos mis planes se fueron al traste. Mis proyectos se postponen. Me quedo sin trabajo. Ya no voy a poder terminar mi curso, etc.”
4º INTEGRACIÓN: Y finalmente llega la INTEGRACIÓN: “vale, esto es lo que hay. Vamos a ver cómo lo hacemos a partir de ahora. Aunque me duela, debo seguir adelante. He encontrado la manera.”
Poder reconocer en qué fase estás, te va a ayudar a integrar mejor la nueva realidad y adaptarte sin conflictos.
Lo único que necesitas es observar tus emociones, darte cuenta de lo que te está pasando y aceptarlo sin juicio.
Cuando soy capaz de comprender qué me está pasando, mi mente se puede relajar.
¿En qué fase estás tú?
Protege tu mente
Una sobreexposición a la actualidad informativa puede favorecer la incertidumbre, los estados de angustia y alimentar el miedo.
Sin darnos cuenta, a menudo nos exponemos a estímulos externos que nos alteran más de lo que nos pensamos.
Es por esta razón que es tan importante seleccionar y discriminar la información a la que nos exponemos.
Te cuento lo que a mí me está ayudando a mantener mi mente en calma:
✔️ Conectarme a las Redes Sociales puntualmente y seleccionar los contenidos a los que me expongo. Hay una avalancha de todo tipo de informaciones, consejos, propuestas, videos, memes, etc. que pueden confundirnos e incluso saturarnos.
✔️ Estar pendiente de las noticias únicamente en momentos clave del día.
✔️ Ser consciente de que muchas de las cosas que están pasando, no están bajo mi control y que, por mucho que me preocupe, no voy a poder cambiar la realidad. No puedo controlarlo todo.
✔️ Ocuparme sólo de lo que SÍ puedo controlar en mi día a día. Por ejemplo, la rutina diaria que quiero mantener durante el confinamiento.
✔️ No proyectar más allá de uno o dos días. Dadas las circunstancias del confinamiento hay demasiadas incógnitas como para ir más allá. Proyectarse demasiado en el futuro no nos permite estar en el presente.
✔️ Por lo menos una vez al día conectar con alguien del exterior. Hacer una vídeo llamada con alguien de confianza nos puede ayudar a darnos cuenta de que no soy la única que está asustada, que se siente insegura o que tiene discusiones en casa. Compartir lo que me pasa y las anécdotas cotidianas puede ser una buena medicina para calmarnos.
✔️ Convertir las comidas en el momento del día para compartir lo que me pasa, lo que he visto, de lo que me he enterado, lo que me han contado, lo que me ha gustado…Y también para reírme, contar anécdotas, organizar el día a día, negociar. Es el momento de reunión familiar que nos aporta contacto personal real y no sólo virtual.
✔️ Potenciar el sentido del humor y reírme de mi misma. El sentido del humor a veces es tan necesario como el sentido común!
✔️ Ser más tolerante y flexible de lo que soy habitualmente y actuar con sentido común ante una situación excepcional que va en contra de las rigideces.
La importancia de conocerse bien
Es importante tener claro que nuestro carácter (o personalidad) condiciona la manera cómo afrontamos la realidad.
Saber que cada persona “construye” su propia realidad en base a su manera de ser, te puede ayudar a gestionar mejor lo que te pasa.
La mejor herramienta para no dejarse llevar por el miedo, la ansiedad, la rabia, la tristeza, etc. es el autoconocimiento.
“Por mi manera de ser, tengo tendencia al control, a organizar, a planificar y a ordenar. Necesito saber lo que va a pasar en el futuro inmediato para sentirme segura y la improvisación excesiva no va conmigo. Cuando siento inquietud o angustia me voy a la hiperactividad. Hacer, hacer y hacer me mantiene alejada de mí misma y así evito sentirme. Pero acabo agotada y no puedo evitar sentirme culpable.”
Conocerme bien me permite:
👉 Dar un paso atrás cada vez que me desestabilizo emocionalmente, darme cuenta de lo que realmente me está pasando y observar las dinámicas que me perjudican y me alejan de mi.
👉 Calmar y relajar mis pensamientos y mis emociones.
👉 Tener herramientas para gestionar mejor lo que me pasa.
👉 No tener miedo a sentir miedo y hacerte cargo de ti misma para poder gestionar lo que te pasa sin juicios y sin paralizarte.⠀
Cuánto más y mejor te conozcas, más segura de ti misma estarás y más confianza tendrás en ti.
Cuenta con tu cuerpo
¡Ahora más que nunca, tu cuerpo es tu salvavidas!
Estar en contacto con tu cuerpo es la mejor manera para conocerte bien.
No encontrarás una herramienta más eficaz para calmar la mente que tu propio cuerpo.
De hecho, es la única herramienta que puede calmar la mente de verdad, sin tener que recurrir a la química, ¡Claro!
Contar con tu cuerpo es lo mejor que puedes hacer para calmar tu mente.
Contar con tu cuerpo significa realizar a diario trabajo corporal: mover el cuerpo, bailar, hacer ejercicio físico, tener sexo (sola o acompañada), hacer yoga, etc.
No te abandones. Mover el cuerpo con conciencia genera endorfinas, que además de ser la hormona de la felicidad y el bienestar, es un potente analgésico natural.
Así que cada vez que te mueves, bailas, andas, escuchas música, juegas, te ríes 😂, te relajas, recibes un masaje o estás bien acompañada estás estimulado la producción de endorfinas en todo tu cuerpo.
Busca lo que a ti te va mejor, lo que te motiva, lo que te resulta fácil, lo que te hace disfrutar y sé constante.
Pero no sólo eso: el trabajo corporal es una excelente herramienta de autoconocimiento.
Mover tu cuerpo con conciencia te ayuda a tener un conocimiento de ti misma tan profundo y honesto como cualquier terapia ya que hay cosas que sólo pueden expresarse a través del cuerpo y que las palabras jamás serán capaces de llevar a la conciencia.
Además, no te olvides de los tres pilares de la buena salud.
1️⃣Cuenta con tu cuerpo: lo dicho 😉
2️⃣ Alimentación: Come bien. Sobra decir que “somos lo que comemos”. Una buena alimentación es clave para el bienestar, no sólo físico sino también mental y emocional.
3️⃣ Descanso: Puede parecer que estar en casa es sinónimo de descanso. ¡NO! A veces, trabajamos todavía más. Aprende a parar. Date el permiso de tomar un descanso y dormir el tiempo que necesitas. El descanso es fundamental para que nuestro organismo y nuestra mente se regeneren.
Tu mente necesita que estos tres pilares estén equilibrados para poder mantenerse en calma.
Aprende a pedir ayuda
Nadie nos ha preparado para vivir una situación como esta y lo más normal es que nuestra mente nos juegue malas pasadas, nos cueste medir nuestros pensamientos y empecemos a sentir alteraciones en nuestro cuerpo.
Si no te sientes capaz de superar tus miedos por ti misma, si no sabes por dónde empezar, si tienes insomnio o ansiedad… Busca ayuda.
Reconocer que a veces no podemos con todo es lo más sano del mundo. Y muy liberador.
Vivimos en un mundo que fomenta el individualismo y donde la vulnerabilidad está mal vista.
Pero este virus nos está recordando que somos seres sociales y que nos necesitamos los unos a los otros para sobrevivir.
Hay momentos en que acudir a un buen profesional para que te acompañe y te dé el soporte que necesitas, es la mejor inversión que puedes hacer por ti.
Esta es mi especialidad: acompañar a mujeres como tú para que se sientan bien consigo mismas y descubran lo que realmente necesitan para sentirse bien.
Mi área de trabajo es el cuerpo. A través de técnicas de expresión corporal, movimiento y relajación, te ayudo a conectar contigo y a ganar en seguridad y confianza en ti misma.
Si quieres conocerme y saber cómo te puedo ayudar, clica aquí para una consulta personalizada gratuita.
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